Cristina es un caso digno de admiración. Es un ejemplo de lo que todos deberíamos hacer, y al final te cuento por qué.
El 10 de abril de 2018, Cristina llegó a nosotros con:
79 kg
IMC de 27,4 (sobrepeso, a falta de 500 gramos para preobesidad según la OMS)
40,1% de grasa
26,3% de músculo
Un mes y medio después, Cristina había alcanzado:
69,6 kg (9,5 kg menos)
IMC de 24,1 (normopeso según la OMS)
33,3% de grasa (reducción del 6,8%)
29,1% de músculo (incremento del 2,8%)
Volvió después de Navidad y, aunque ya estaba genial, buscaba una versión aún mejor. Y lo encontró:
66,9 kg (12 kg menos respecto al inicio)
IMC de 23,1 (normopeso según la OMS)
30,5% de grasa (9,6% menos)
30,4% de músculo (incremento del 4,15%)
Cristina, que compite en natación, ahora es una referencia tanto para profesionales como para aficionados que buscan mejorar su movilidad y rendimiento. Ha optimizado su nutrición y energía de manera espectacular, y su dedicación y profesionalismo son admirables.